Nuestra cultura está llena de sincretismos culturales solo falta echar un vistazo a nuestras tradiciones que encierran un sinfín de enigmas llenos de color, brillo, olor, de un momento a otro nos llevan del cielo al infierno.
Un ejemplo es nuestra tradición de Día de Muertos donde podemos observar un sinfín de colores, podemos oler nuestros suculentos platillos mexicanos, el incienso, el aroma y color de la flor de cempasúchil, sin duda esta tradición aviva cada uno de nuestros sentidos.

Tan hermosa resulta esta festividad que en 2003 la UNESCO declaró al Día de Muertos como Patrimonio de la Humanidad